Reflexiones sobre la Empatía
por Marcelo Caldano
“No nos limitemos a
hacer algo, estemos totalmente presentes” ( Marshall Rosenberg)
Comparto con ustedes algunos datos, conceptos y reflexiones sobre la
empatía como un aporte para concientizar y visibilizar esta maravillosa
capacidad que tenemos los seres humanos. Les propongo ir abordando el tema a
partir de distintas definiciones de la empatía.
“El término
empatía deriva de la palabra alemana einfublung, empleada en la estética
. Se refiere a como proyecta el observador
su sentimiento en un objeto. Es una forma de explicar cómo se llega a apreciar
y disfrutar la belleza de una obra de arte. ( Jeremy Rifkin)
Imagino a un espectador que visita una exposición
artística y un crítico de arte lo invita a dejar que sus emociones se expongan ante la obra. Luego le pide que se distancie
de ese momento y verbalice lo sucedido. El espectador se vuelve vulnerable,
sensible, deja que la muestra impacte su emocional, para luego recrearla
mediante una interpretación personal.
“El filósofo e
historiador alemán Wilhelm Dilthey tomó este término de la estética y lo empezó
a utilizar para describir el proceso mental por el que una persona entra en el
ser de otra y acaba sabiendo cómo siente y cómo piensa” ( Jeremy Rifkin)
¿Cuál será el proceso mental que
le permite a una persona entrar en el ser de otra para saber cómo siente y cómo
piensa? ¿Sería algo así como un electrocardiograma, sin cables, que revela el
sentimiento de los otros?. ¿ El proceso
mental incluye el diálogo con el otro o es un monólogo interpretativo que
detecta pensamientos y sentimientos
ajenos?
“Abrirnos incondicionalmente al
mensaje de nuestro prójimo y reformularlo. Ese poder se denomina “empatía”.
La empatía podría definirse como
la calidad de lo que queda en nuestra escucha cuando nos hemos despojado de nuestras
costumbres y nuestras defensas Cuando
dejamos de creer que sabemos lo que es bueno para el otro y , en consecuencia,
nos abstenemos de dar consejos cuando no se nos piden. .”( Jean – Philippe
Faure)
En esta definición de Faure se puede vislumbrar cual
es el proceso mental necesario para poder empatizar. Se trata en primer lugar
de correr a un lado los filtros interpretativos basados en nuestra experiencia
y juicios de valor. . Nos corremos del lugar de maestros, consejeros o jueces y
nos sentamos con el otro a modo de acompañantes de lo que le sucede
estableciendo un diálogo respetuoso.
“A principios de la
década de 1990, unos científicos de Parma, Italia, observaron un fenómeno
curioso que llamaron “neuronas espejo”. Estudiaban la región del cerebro del
macaco que interviene en la planificación de los movimientos. Los monos tenían implantados unos electrodos en
la región del cerebro que envía señales para controlar los movimientos.
Observaron que las neuronas de la región F5 de la corteza frontal del cerebro
del macaco se activaban antes de que tomaran un cacahuate. Un día se quedaron
sorprendidos al ver que las mismas neuronas se activaban si el mono veía a un
investigador tomar un cacahuate, aunque el mono no moviera ni un músculo. En
1996 publicaron los resultados de su investigación : Las neuronas espejo permiten que los seres
humanos - y otras especies animales – capten
la mente de otros como si la conducta y los pensamientos de esos otros fueran
suyos. La prensa dedicada a la divulgación científica empezó a llamar a las neuronas espejo
“neuronas de la empatía”. El director del equipo de investigación, Giacomo Rizzolatti dijo: lo más sorprendente es que
las neuronas espejo nos permiten captar la mente de otros pero no mediante el
razonamiento conceptual, sino por medio de la simulación directa, sintiendo, no
pensando”. ( la civilización empática)
De modo que la empatía no es un
don que tienen algunos iluminados, ni un deber ser, ni un dogma religioso. No
es un valor humano que cultivamos para “ser buenos”. Sino un estado de conciencia,
una estructura física que refleja el nosotros, la percepción directa de nuestro
ser colectivo, o algo así como el “yosotros”. Y de esa percepción surge la
solidaridad, la conexión profunda con los otros. No somos empáticos porque
somos buenos, sino que de la empatía surge la bondad. Pero el relato de Giacomo
Rizzolatti, es incompleto porque da lugar a la interpretación monológuica que
no establece necesariamente ninguna conexión con el otro.
Para captar la vivencia de los
otros debemos espejarla en nuestros sentimientos. Pero esta resonancia
emocional requiere abrir un diálogo. Se iluminan las mismas zonas del cerebro
pero lo más valioso de la empatía es la reformulación que se le comunica
respetuosamente a la persona que está recibiendo tu empatía. Con
respetuosamente me refiero a que uno entra en la relación empática sin la más
mínima intención de querer cambiar al otro, el propósito es crear un reflejo
conciente y claro en el cual poder mirarse. Y cuando se establece esta relación
se parece a esos espejos enfrentados que devuelven una imagen al infinito. Es
un “te siento”, “siento que me sentís”, siento que sentís que te siento”. Y esa
conexión respetuosa produce cambios.
No digo que esto sea fácil de hacer,
por el contrario, creo que la cultura dominante ha creado una
superestructura basada en el
individualismo, la propiedad privada, el exitismo, la competencia y “la sobrevivencia del más apto” o “supremacía
del más fuerte”.
Propongo desalambrar la solidaridad
, abriendo las puertas de la percepción, entrando en la vida de lo que sucede
en cada instante. Y para ello es importantísimo aprender a vaciarse del pasado.
Porque la empatía no es una categoría conceptual , es una habilidad. La empatía
nos conecta con la vida, y con los seres vivos. De esa conexión surge una
fuerza extraordinaria que nos permite abordar los desafíos de la actualidad con
una nueva energía, con creatividad, con presencia y sobre todo desde el nosotros.
La apatía
es la muerte en vida, todo nos es extraño, ajeno, distante. Caen en la apatía
quienes abusan de los estimulantes o depresores del sistema nervioso. Viven en
un mundo chato, sin profundidad, sin interioridad, en donde reina la angustia
del aislamiento emocional.
Un espejo lleno de calcomanías
impide el fiel reflejo de lo que se coloca frente a él. Muchas veces nuestro
espejo empático está tapado por prejuicios, que nos impiden reflejar. Nuestro
sentir está en conflicto permanente con cierto “deber sentir”. -¿cómo vas a
sentir eso? Sos un hombre, estás sana, mirá todo lo que tenés, debés estar
agradecida a la vida, sos grande¡¡¡- Dicen algunos padres a sus hijos cuando
los ven sufrir, o decimos a nuestros seres queridos, en vez de reflejar
respetuosamente sus emociones, en lugar de sondear juntos lo que sucede, sin
juzgar, indagando, parafraseando.
“La empatía es el
atributo humano más básico. Se trata de entender qué siente la otra persona, tener la capacidad de tomar distancia en un
conflicto, y a tener el lenguaje para
expresar esas emociones. La empatía no se enseña pero se puede aprender
mediante la experiencia. En cualquier momento de la vida las personas pueden
tener experiencias que los hagan más empáticos. La alfabetización emocional es
el desafío del futuro. ( Mary Gordon)”
La empatía es algo muy distinto a un contagio emocional, uno se expone concientemente,
incondicionalmente al mensaje del otro y en la reformulación se le da la
oportunidad verse en el espejo.
No podemos empatizar con nadie si no aprendemos a darnos
empatía a nosotros mismos. Esto es, estar atentos a lo que nos sucede sin
querer cambiar nada, sin juzgar, sin evaluar. Simplemente estar con nuestros
sentimientos, sensaciones y pensamientos. Aprender a “estar con” es dejar de
pegar estampitas en el espejo. Cada vez que aprobamos o condenamos los
sentimientos que tenemos, continuamos tapando la visibilidad del reflejo
interior. Para poder reflejarlo todo es necesario convertirse en nada, dejar de
ser jueces, aunque sea por un rato. Entrenar la mente a describir lo que
sucede. Proponernos estar presentes, muy concientes de lo que pasa pero con la
firme determinación de no modificar. El objetivo es ver claramente, no es
cambiar. Y eso no quiere decir que uno se propone que nada cambie, tampoco se
trata de eso. Cada vez que logramos prestar atención sin reaccionar, se
producen profundas modificaciones en la percepción de nosotros mismos y de los
demás. Esa es la paradoja, cuando tenemos la generosidad de aceptar lo que nos
pasa, se libera una energía transformadora que no responde a nuestro control
egoico.
Por eso propongo prepararnos para la empatía. Crear un
espacio de intimidad para con nosotros mismos, un espacio para la auto-observación. Un espacio en el cual
aprendemos a ver lo que sucede, y dejamos fluir las emociones, como un músico
practica las escalas antes de dar un concierto
Pueden ser 15 minutos, asegurando que nadie interrumpa. Entrenar
la mente para que acompañe describiendo, relatando, o preguntando, sin negar ni
afirmar. . Al principio es más fácil entrenar la mente a describir las distintas
sensaciones corporales. Cerrando los ojos y tomando conciencia de las
sensaciones que se producen en las distintas partes del cuerpo, recorrer desde
los pies a la cabeza captando : tensión, calor, frío, dureza, vibración, dolor,
inquietud, contacto, lo que sea. . También
es válido percibir que no se percibe ninguna sensación en algunas partes del
cuerpo, como si existiesen zonas muertas. Esto lo podemos hacer relajados sobre
una manta, o mientras movemos lentamente las distintas articulaciones del
cuerpo.
Escuchar los sonidos del ambiente, con los ojos cerrados,
como si fueran música, sin siquiera pensar en la procedencia, escucharlos como
sonido agudo, grave. Escuchar los silencios. Todo esto nos conecta con el
presente y nos ayuda a construir nuestra presencia en el ahora.
Luego se pueden captar los sentimientos explicitándolos
mentalmente, la palabra acompaña, no lidera. Lo que lidera es la percepción. La
palabra solo describe lo que sucede, puede haber angustia, ansiedad,
entusiasmo, odio, temor, bronca, amor, afecto, alegría, etc. Simplemente
estamos con esos sentimientos y aceptamos que eso es lo que compartimos de
manera silenciosa con todos los seres, es nuestro perfume emocional. Si
reprimimos consolidamos e interrumpimos el flujo, tapamos el espejo, cerramos
el acceso al dentro del fuera, porque el acceso al dentro del fuera está dentro
nuestro.
Y también se pueden observar los pensamientos, las ideas, el
permanente murmullo interior, asi como la interrelación entre sentimientos,
pensamientos y sensaciones corporales. Algunos sentimientos se reflejan
tensando los puños, otros tensando la lengua, todo está relacionado. Una vez
que captamos una emoción, podemos preguntar ¿Qué sensación corporal acompaña
esta emoción? Y explorar
perceptivamente, vivencialmente. También sucede lo contrario, la percepción de
una sensación corporal nos ayuda a darnos cuenta de las emociones, el cuerpo no
miente.
Existen muchas otras formas de liberar la empatía. Estar en
contacto con seres vivos que no hablen, con bebés, árboles, animales o plantas.
Estar con ellos, con el corazón despierto, vulnerable, sensible. El pensamiento
acompaña describiendo lo que se ve sin catalogar, sin juzgar. Por momentos se
puede sentir el abrazo silencioso, una conexión profunda con todo lo que
existe. En otros momentos quizás todo nos parezca extraño, y nada mueve nuestra
escala emocional, nada se refleja en el espejo poético.
La empatía es la capacidad de estar presente a lo que le
sucede en el presente vivencial de otros seres. . Y por esa razón es importante aprender a construir nuestra
presencia y eso significa hacernos conscientes de nuestro presente corporal,
emocional y mental.
Marcelo Caldano.